IMAGINA CAMINAR O ESQUIAR SOBRE UN LAGO CONGELADO. IMAGINA LUEGO HACER UN HOYO EN EL HIELO, PONER TU CAÑA Y ESPERAR TU RECOMPENZA. MIENTRAS ESPERAS DISFRUTAS DEL SILENCIO Y LA QUIETUD DE UN PAISAJE ABSOLUTAMENTE BLANCO. ESO ES PRECISAMENTE LA PESCA EN HIELO.
El invierno aquí en el norte de Escandinavia es duro, las temperaturas menos cero pueden llegar a los -40°C, los numerosos ríos y lagos se convierten en sólidas superficies en donde motos de nieve, esquiadores e inclusos vehículos pesados pueden trasladarse sin mayores inconvenientes ya que la capa de hielo alcanza un grosor de 50cm en los períodos más fríos del invierno ártico. Para quienes habitaban estas tierras desde tiempos remotos esto no representaba un mayor problema a la hora de buscar alimento, siendo la pesca en hielo una parte fundamental de su supervivencia.
Hoy en día esta actividad se mantiene y es muy popular durante el invierno. Es común ver a familias o pescadores solitarios junto a su agujero esperando su recompensa. Para sobrellevar el frío un buen chocolate caliente o café son infaltables. El silencio y la quietud del bosque blanco en invierno le dan un toque meditativo a la experiencia, una oportunidad para desconectarse del ritmo caótico de la vida en las grandes ciudades y revivir una actividad milenaria que sigue viva en estas tierras.
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